Vamos con un corto ameno e interesante de Montxo Armendáriz, en el que somos partícipes de la evolución que va sufriendo un cuadro pintado por una niña, y cómo ésta acepta las distintas ideas que le van dando los mayores y expertos en el arte, alejándose cada vez más de lo que es la pintura original. Con ello consigue ganar el concurso, pero estamos ante el dilema de si la joven hace bien dejándose influenciar puesto que así ha ganado el concurso o debería haber sido fiel a su cuadro sin hacer caso a los demás, aunque eso suponga no ganar. Da la impresión de que ella hubiera optado por lo segundo, pues no manifiesta mucha alegría al recoger el premio. En fin, me gusta el tema y me ha parecido un buen corto. Le doy un 7.
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