Vamos con una película de ciencia ficción que no es más que el Frankestein del siglo XXI. De toque minimalista, esconde una profunda reflexión sobre el papel del ser humano en el proceso evolutivo de la humanidad, que ya no se conforma con perfeccionarse a sí mismo, sino que se pone al nivel de Dios y crea vida e inteligencia artificial en robots, aunque eso conlleve dejar de manifiesto su vulnerabilidad e incluso verse superado por su propia creación. En definitiva, me ha parecido entretenida, consigue mantener la atención durante todo el metraje y el protagonista y el espectador se fusionan de manera perfecta y son llevados al mismo final sorpresivo. La recomiendo. Le doy un 7.
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