Vamos con la séptima temporada de Juego de Tronos que por lo general me ha gustado, quitando las batallas que se me hacen algo aburridas y un par de cosas que comentaré al final. Bueno, lo primero decir que esta temporada ha sido cortita y se me ha pasado volando, y además han pasado demasiadas cosas que necesito mi tiempo para asimilar. Para empezar diré que me ha sorprendido que Madre de Dragones y Jon Nieve sean pareja ahora. No veo que peguen demasiado pero bueno. Por otro lado, me han gustado dos reencuentros: el que se produce entre las dos hermanas Stark y el que se produce entre Madre de Dragones y Jorah Mormont, pues me alegro mucho de que se recuperara de su enfermedad porque es mi personaje favorito. Y en cuanto a los Lannister, que para mí son sin duda los personajes que llevan el peso central de la trama, la verdad es que Jaime me da un poco de pena porque veo que es un buen chico que está entre la espada y la pared. Como momentazos de esta temporada, me quedo con dos: el primero, cuando todos los personajes más importantes se reúnen para pedirse una tregua mientras hacen causa común para luchar contra los Caminantes Blancos (ya veremos cuales son luego los verdaderos planes de la mala de Cersei). Y el segundo, cuando muere uno de los tres dragones. Y en cuanto a las cosas que no me ha gustado, una es la inesperada muerte de Meñique y la otra que se nos diga ahora que Jon Nieve no es bastardo. Ahora habrá que esperar a la octava y última temporada para ver cómo cierran la serie.
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