Los que fueran hermanos en "Divergente" son ahora dos amantes adolescentes condenados a morir de cáncer, en una película dramática pero llevada con optimismo donde aparte de mostrarnos el día a día de estos pacientes que intentan llevar una vida normal a pesar de sus circunstancias, y ver cómo su enfermedad afecta a los que tienen a su alrededor, tenemos a esta agradable pareja utilizada como ejemplo de que hay que vivir cada día intensamente como si fuera el último. La recomiendo porque a pesar de ser un drama es una inyección de vida. Le doy un 8.
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